Fantasmas en Versailles

domingo, 29 de mayo de 2011



Especial de Halloween IV

 10 de agosto de 1901. Las maestras inglesas Anne Moberloy y Eleanor Jourdain habían llegado a Versalles y recorrieron sus jardines por todas partes. Comenzaron a deambular solas buscando el Petit Trianon y se encontraron con dos hombres vestidos de "largos abrigos gris-verde con pequeños sombreros tricordes. La mujer pidió a estos hombres el camino hacia el Petit Trianon y les dijeron que siguieran en línea recta.
Fue más o menos entonces cuando las dos mujeres comenzaron a sentir una cierta opresión (de forma independiente; no comentaron el hecho en aquel momento); observaron que su entorno era curiosamente llano, y ambas tuvieron la sensación de que el paisaje se había vuelto bidimensional. Esas sensaciones se hicieron abrumadoras cuando se acercaron a "un pequeño kiosco de jardín, circular, como un kiosco de música; junto a él se sentaba un hombre". A ninguna de las dos le gustó el aspecto del hombre; su rostro era oscuro y repulsivo. Notaron que llevaba una capa y un sombrero al estilo español. Aunque no se sentían muy seguras de su camino, por nada del mundo le hubiesen dirigido la palabra al hombre del kiosco.
Sintieron alivio al escuchar pasos que se acercaban aprisa detrás de ellas pero, cuando se volvieron, el sendero estaba vacío. Con todo, la señorita Moberley vio a otra persona que apareció súbitamente. Parecía "sin duda, un caballero.., alto, con grandes ojos oscuros... cabellos negros rizados". El también llevaba capa y sombrero español y parecía nervioso cuando les indicó dónde estaba la casa. Les sonrió de una forma que les pareció peculiar pero, cuando se volvieron para darle las gracias, había desaparecido. Volvieron a escuchar el ruido de alguien que corría, aparentemente muy cerca de ellas, pero no vieron a nadie.
Cruzaron un puentecito sobre un barranco en miniatura, miraron la cascada que caía junto a él y, finalmente, llegaron a "una mansión campestre pequeña, cuadrada y sólidamente construida", con una terraza que daba al norte y al oeste. La señorita Moberley vio a una dama sentada en el césped, de espaldas a la terraza, que parecía estar haciendo un dibujo. La dama las miró fijamente cuando pasaron junto a ella. La señorita Moberley comentó que, aunque era bastante bonita, ya no era joven, y no le pareció atractiva. Esto no le impidió observar el vestido que llevaba, de una tela ligera y escotado. Sus abundantes cabellos rubios estaban cubiertos por un gran sombrero blanco.Llevaba un vestido a la antigua, cubierta con una bufanda de color verde pálido. Una vez más, que experimentaron una sensación de tristeza intensa. De repente, un lacayo salió corriendo de un edificio cercano, cerrando la puerta tras de sí. El criado les dijo que la entrada del Petit Trianon era al otro lado del edificio, y así caminaron alrededor de la casa. 
El estado de ánimo oscuro terminó y nada más inusual sucedió.Finalmente llegaron a la puerta de salida y se encontraron fuera de los antiguos dominios reales. Tomaron el primer tren y llegaron a Inglaterra. 
Volvieron varias veces a Versalles, pero nunca revivieron su primera experiencia. Por el contrario, descubrieron que la disposición del jardín había cambiado mucho desde su primera visita. Algunos bosques habían desaparecido; ciertos senderos también; había edificios alterados; el kiosco había desaparecido; el barranco, el puente y la cascada también. El Trianón del siglo XX tenía muy poca relación con el que habían visto la primera vez. Así que iniciaron una pequeña investigación sobre el extraño suceso que habían vivido y descubrieron que el día en que habían visitado el palacio fue el aniversario del saqueo de las Tullerías en 1792, cuando Luis XVI y María Antonieta había sido testigos de la masacre de la Guardia Suiza y había sidos encarcelados en el Salón de las Asamblea.
Los dos comenzaron a preguntarse si había visto alguna manera el fantasma de María Antonieta, o más bien, si había alguna manera telepáticamente entraron en uno de los recuerdos que la Reina dejó en ese lugar. Como para confirmar sus sospechas, Moberly encontró una imagen de María Antonieta dibujado por el artista Wertmüller. Para su sorpresa, representa a la misma mujer que había visto cerca del Petit Trianon. Incluso la ropa era la misma.Lo que no pudieron constatar era el puente que habían cruzado y que no figuraba en ningún plano. Sin embargo, un año más tarde el plano original de Versailles, que se creía perdido, apareció, figurando en él el puente que las maestras habían cruzado. 
Intrigada por el misterio cada vez mayor, Jourdain regresó a Versalles en enero de 1902 y descubrió que ella era incapaz de volver sobre sus pasos anteriores. El recinto parecía alterado misteriosamente. Luego se enteró de que el 05 de octubre 1789 María Antonieta había estado sentado en el Petit Trianon la primera vez que se enteró de que una turba de París se marcha hacia las puertas del Palacio. Jourdain y Moberly creían que la memoria de María Antonieta de este momento terrible quedó persistiendo a través de los años, y fue en esta memoria que se había tropezado sin querer. Esto explica la sensación de depresión oscura que había sentido en ese momento.Escribieron un libro con el suceso y luego comenzaron a recibir cartas y confidencias de personas que vivieron aventuras semejantes a la suya.
Por ejemplo, el señor John Crooke, su esposa Kate y su hijo Stephen les dirían que en 1907, cuando vivían en la calle de Maurepas, frente a los jardines de Versalles, vieron una vez que el parque y el palacio perdían el aspecto de todos los días y adquiría un aspecto fantástico, como si los contemplasen a través de un cristal deformado. Incluso tuvieron ocasión de ver personas ataviadas a la moda de fines del siglo XVIII.
En 1982, dos jovencitas inglesas. Claire Burroughs y Anna Lambert, visitaban el templo del amor, situado a corta distancia de Petit Trianon, cuando vieron a un anciano vestido con un antiguo uniforme militar. Fueron las dos a verlo de cerca, pero el personaje se desvaneció de pronto en el aire, misteriosamente.
En 1949, una tal Miss Bassett, que visitaba también el Petit Trianon, observó la presencia de unos personajes vestidos a la usanza de hacía siglo y medio, que desaparecieron de pronto. Lo mismo sucedió el 21 de mayo de 1955 con el matrimonio inglés que presenció el paso de varios seres fantasmales por el jardín.
Una amiga parisina de la señorita Jourdain le contó que gente de Versalles había visto a María Antonieta, un día de agosto, sentada en los jardines del Pequeño Trianón, con un vestido rosa y un gran sombrero de paja. 
En las inmediaciones de Versalles se encuentra un extenso bosque que en los tiempos anteriores a la llegada de las legiones romanas tenía fama ya de estar embrujado. Allí realizaban sus prácticas hechiceras los sacerdotes druidas.
¿Dominan en la región de Versalles condiciones muy especiales consecuencia de yacimientos subterráneos de materiales magnéticos, por ejemplo, que logran influir en la cuarta dimensión y proyectar desde el pasado visiones ya desaparecidas?