Especial de Halloween IV
10 de agosto de 1901. Las maestras inglesas Anne Moberloy y
Eleanor Jourdain habían llegado a Versalles y recorrieron sus jardines
por todas partes. Comenzaron a deambular solas buscando el Petit Trianon
y se encontraron con dos hombres vestidos de "largos abrigos gris-verde
con pequeños sombreros tricordes. La mujer pidió a estos hombres el
camino hacia el Petit Trianon y les dijeron que siguieran en línea
recta.
Fue más o
menos entonces cuando las dos mujeres comenzaron a sentir una cierta
opresión (de forma independiente; no comentaron el hecho en aquel
momento); observaron que su entorno era curiosamente llano, y ambas
tuvieron la sensación de que el paisaje se había vuelto bidimensional.
Esas sensaciones se hicieron abrumadoras cuando se acercaron a "un
pequeño kiosco de jardín, circular, como un kiosco de música; junto a él
se sentaba un hombre". A ninguna de las dos le gustó el aspecto del
hombre; su rostro era oscuro y repulsivo. Notaron que llevaba una capa y
un sombrero al estilo español. Aunque no se sentían muy seguras de su
camino, por nada del mundo le hubiesen dirigido la palabra al hombre del
kiosco.
Sintieron alivio al escuchar pasos que se acercaban aprisa detrás de
ellas pero, cuando se volvieron, el sendero estaba vacío. Con todo, la
señorita Moberley vio a otra persona que apareció súbitamente. Parecía
"sin duda, un caballero.., alto, con grandes ojos oscuros... cabellos
negros rizados". El también llevaba capa y sombrero español y parecía
nervioso cuando les indicó dónde estaba la casa. Les sonrió de una forma
que les pareció peculiar pero, cuando se volvieron para darle las
gracias, había desaparecido. Volvieron a escuchar el ruido de alguien
que corría, aparentemente muy cerca de ellas, pero no vieron a nadie.
Cruzaron un puentecito sobre un barranco en miniatura, miraron la
cascada que caía junto a él y, finalmente, llegaron a "una mansión
campestre pequeña, cuadrada y sólidamente construida", con una terraza
que daba al norte y al oeste. La señorita Moberley vio a una dama
sentada en el césped, de espaldas a la terraza, que parecía estar
haciendo un dibujo. La dama las miró fijamente cuando pasaron junto a
ella. La señorita Moberley comentó que, aunque era bastante bonita, ya
no era joven, y no le pareció atractiva. Esto no le impidió observar el
vestido que llevaba, de una tela ligera y escotado. Sus abundantes
cabellos rubios estaban cubiertos por un gran sombrero blanco.Llevaba un
vestido a la antigua, cubierta con una bufanda de color verde pálido.
Una vez más, que experimentaron una sensación de tristeza intensa. De
repente, un lacayo salió corriendo de un edificio cercano, cerrando la
puerta tras de sí. El criado les dijo que la entrada del Petit Trianon
era al otro lado del edificio, y así caminaron alrededor de la
casa.
El estado de ánimo oscuro terminó y nada más inusual sucedió.Finalmente
llegaron a la puerta de salida y se encontraron fuera de los antiguos
dominios reales. Tomaron el primer tren y llegaron a Inglaterra.
Volvieron varias veces a Versalles, pero nunca revivieron su primera
experiencia. Por el contrario, descubrieron que la disposición del
jardín había cambiado mucho desde su primera visita. Algunos bosques
habían desaparecido; ciertos senderos también; había edificios
alterados; el kiosco había desaparecido; el barranco, el puente y la
cascada también. El Trianón del siglo XX tenía muy poca relación con el
que habían visto la primera vez. Así que iniciaron una pequeña
investigación sobre el extraño suceso que habían vivido y descubrieron
que el día en que habían visitado el palacio fue el aniversario del
saqueo de las Tullerías en 1792, cuando Luis XVI y María Antonieta había
sido testigos de la masacre de la Guardia Suiza y había sidos
encarcelados en el Salón de las Asamblea.
Los dos comenzaron a preguntarse si había visto alguna manera el
fantasma de María Antonieta, o más bien, si había alguna manera
telepáticamente entraron en uno de los recuerdos que la Reina dejó en
ese lugar. Como para confirmar sus sospechas, Moberly encontró una
imagen de María Antonieta dibujado por el artista Wertmüller. Para su
sorpresa, representa a la misma mujer que había visto cerca del Petit
Trianon. Incluso la ropa era la misma.Lo que no pudieron constatar era
el puente que habían cruzado y que no figuraba en ningún plano. Sin
embargo, un año más tarde el plano original de Versailles, que se creía
perdido, apareció, figurando en él el puente que las maestras habían
cruzado.
Intrigada por el misterio cada vez mayor, Jourdain regresó a Versalles
en enero de 1902 y descubrió que ella era incapaz de volver sobre sus
pasos anteriores. El recinto parecía alterado misteriosamente. Luego se
enteró de que el 05 de octubre 1789 María Antonieta había estado sentado
en el Petit Trianon la primera vez que se enteró de que una turba de
París se marcha hacia las puertas del Palacio. Jourdain y Moberly creían
que la memoria de María Antonieta de este momento terrible quedó
persistiendo a través de los años, y fue en esta memoria que se había
tropezado sin querer. Esto explica la sensación de depresión oscura que
había sentido en ese momento.Escribieron un libro con el suceso y luego
comenzaron a recibir cartas y confidencias de personas que vivieron
aventuras semejantes a la suya.
Por ejemplo, el señor John Crooke, su esposa Kate y su hijo Stephen les
dirían que en 1907, cuando vivían en la calle de Maurepas, frente a los
jardines de Versalles, vieron una vez que el parque y el palacio perdían
el aspecto de todos los días y adquiría un aspecto fantástico, como si
los contemplasen a través de un cristal deformado. Incluso tuvieron
ocasión de ver personas ataviadas a la moda de fines del siglo XVIII.
En 1982, dos jovencitas inglesas. Claire Burroughs y Anna Lambert,
visitaban el templo del amor, situado a corta distancia de Petit
Trianon, cuando vieron a un anciano vestido con un antiguo uniforme
militar. Fueron las dos a verlo de cerca, pero el personaje se
desvaneció de pronto en el aire, misteriosamente.
En 1949, una tal Miss Bassett, que visitaba también el Petit Trianon,
observó la presencia de unos personajes vestidos a la usanza de hacía
siglo y medio, que desaparecieron de pronto. Lo mismo sucedió el 21 de
mayo de 1955 con el matrimonio inglés que presenció el paso de varios
seres fantasmales por el jardín.
Una amiga parisina de la señorita Jourdain le contó que gente de
Versalles había visto a María Antonieta, un día de agosto, sentada en
los jardines del Pequeño Trianón, con un vestido rosa y un gran sombrero
de paja.
En las inmediaciones de Versalles se encuentra un extenso bosque que en
los tiempos anteriores a la llegada de las legiones romanas tenía fama
ya de estar embrujado. Allí realizaban sus prácticas hechiceras los
sacerdotes druidas.
¿Dominan en la región de Versalles condiciones muy especiales
consecuencia de yacimientos subterráneos de materiales magnéticos, por
ejemplo, que logran influir en la cuarta dimensión y proyectar desde el
pasado visiones ya desaparecidas?
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